miércoles, 12 de febrero de 2014

WIOSLEA (STAR WARS: THE LEGACY COLLECTION)

Basic Figures, Wave 5, NºBD-36, 2008.
Esta es una figura que da mal rollo, y con razón. Es lo menos que podemos esperar de un individuo, Wioslea, con doce ojos, una boca francamente desagradable, unas patas "gallináceas" y, lo que casi me parece más inquietante, unas manos con tres garras y un reverso de las mismas cubierto por una especie de caparazón que le da un aire muy de insecto. Puaj. Sin embargo esta cosa, perdón, este alienígena es inteligente y maneja dineros, ya que fue quién compró el landspeeder de Luke Skywalker cuando éste quería viajar a Alderaan con prisas pero sin llamar la atención.
Otra de esas geniales creaciones de George Lucas para A New Hope, Wioslea contribuye con su fugaz aparición (muy al fondo de un plano general de una calle de Mos Eisley) a crear esa sensación de naturalidad de la película, de que estamos presenciando una historia ambientada en un mundo en el que es posible la existencia de esa tecnología y esa variedad de seres porque los estamos viendo continuamente y tanto en primer plano como formando parte de cualquier escena y escenario. Genial.
Esta criatura, vestida al estilo Jedi, resulta que es una hembra de la especie Vuvrian, y por sus atuendos imaginaba que se trataba de otro ser sensible a la fuerza, artimaña que se ha usado en exceso en el Universo Expandido hasta devaluarlo (algo parecido a lo que ha pasado con Lobezno en el Universo Marvel, que ha acabado formando parte de todos los supergrupos), y es que al final parecía que todo el mundo en aquella maldita galaxia era sensible a la fuerza, pero no, según la Wookieepedia no lo es. 
Lo que no es explican son sus atuendos Jedi, pero no creo que Wioslea se jugara la vida andando por calles atestadas de sandtroopers a la moda del masacrado culto. De esta manera, Wioslea viste camisa y falda (realizada en tela) de tonos marrón claro y la típica túnica marrón oscura Jedi, en cuya capucha encontramos el detalle de dos pequeños orificios por los que pasan los tentáculos de la cabeza.
La traslación a figura de acción de este personaje no podía ser sencilla, y en Hasbro la llevaron a cabo de forma impecable. Una fisonomía tan complicada como la de esta especie requería un montón de trabajo y el resultado es plenamente satisfactorio, con esa enorme cabeza recubierta de ojos que miran en múltiples direcciones y con una boca permanentemente abierta y bastante repugnante además de los dos tentáculos que surgen del cráneo, las citadas garras en las manos y esas piernas arqueadas y vendadas con culminan en patas con otras tres pezuñas. Pese a esas extrañas extremidades inferiores, la figura posee una estabilidad perfecta y una presencia sólida. 
Doce son los puntos de articulación de Wioslea, suficientes y muy bien adaptados a su cuerpo alienígena solo estando ausentes los de las rodillas. Sus manos, de cuyo aspecto ya he hablado, son capaces de empuñar su pistola láser sin problema, un arma con un diseño muy bonito y muy clásico y pintada estupendamente en gris oscuro con motas plateadas. Carece de cartuchera, y su inclusión podría haber sido un acierto, como casi siempre.
El único y pequeño, pequeñísimo inconveniente de la figura, puede ser el del color de su piel, ya que en algunas fotos de referencia es verdoso y aún más desagradable que el beige violáceo muy bien aplicado a la figura. Por otra parte, en el fotograma en el que negocia con Skywalker esa misma piel es más cercana a lo que Hasbro interpretó para su figura, aunque se trata de un plano lejano.
Wioslea es una fantástica creación, un lujo de figura de acción que añadir a nuestros dioramas de Tatooine, de la cantina de Mos Eisley (si no somos muy quisquillosos con quienes la frecuentaban) o nuestras colecciones de alienígenas de Star Wars. Si en lugar de incluir un bláster la figura tuviera como accesorio los dos mil créditos galácticos que entregó a Skywalker por el landspeeder, ya sería la locura.
David

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